lunes, 21 de diciembre de 2009

Óleo

Ya había llegado el invierno a París. La gente corría de un lugar a otro, envuelta en animales unos, otros en un poco de lana. El aire se veía salir de las bocas como si todos estuviesen sufriendo una combustión espontánea interminable. llegué a la Quai Voltaire y coloqué mi caballete en el paseo. A lo lejos divisé a François que, como todos los domingos salía a pasear y ya de paso tomar apunte sobre lo que le transmitía mi nuevo lienzo. Jacob, al verlo aparecer en el horizonte, corrió hacia el anciano moviendo la cola alegremente. He de decir que le puse yo el nombre. A Jacob no, traía collar cuando me encontró. Me refiero a François. La primera vez que vi al anciano le sorprendí, o más bien me sorprendió el a mi, revolviendo en la bolsa de mis pinturas de óleo. Decía que buscaba una especie de insecto volador. Que le había parecido caerse dentro. Un bicho que solía ascender poco a poco. Como si le costara agarrarse al viento. O como si no quisiera. Y se veía reflejado en las gotas de agua que formaban las nubes que se le interponían en el camino. Aunque solo en algunas, porque en otras observaba a su alter ego con cara de susto y un escrito en la frente que decía: "soy capaz". Claro, que todo esto se lo contó el bichillo una de las tantas veces que cayó desde las alturas por asustarse de su alter ego asustado.
Al escuchar esto le tomé por un loco y le propuse que me dejara terminar el cuadro. Se apartó mientras decía: el sentido común, es el menos común. Por él y por el lugar, su nombre tenía que ser François. No había duda.
Llegaron ambos a mi altura y le saludé con una sonrisa. Sin decir nada, echó un ojo al oleo y ni corto ni perezoso abrió mi bolsa y miró dentro como de costumbre para buscar al bicho. Revolvió todo cuanto pudo y se levantó ilusionado.

-Nada.
-Nada de nuevo, si lo hubiera visto se lo habría dicho, ya lo sabe.¿Está feliz hoy?Parece contento.
-Es que, ¿sabe qué creo? ¡Que el bicho ha llegado tan arriba que ya no puede bajar y ahora solo sabe subir!

Y entonces miré el cuadro y seguramente entendí todo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

20

En los dias como hoy me pongo a pensar en cosas feas. Y tristes. Y no me gusta que hoy me quieran y que mañana no. Así que propongo cumplir dias y no años.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Durmiendo con otra

Mientras estaba en el lavabo quitándose los restos de barro, visualizaba en su cabeza el cuerpo de su mujer esperándole en la cama. Después de un largo día laboral no había nada mejor que hacerle el amor. Recordaba cada uno de sus movimientos, su cadera bailaba sobre su cuerpo a la perfección. Era como un robot automatizado. Especialmente fabricado para darle placer. Constante, pero a la vez tan cálido que parecía sobrenatural. Su cabello cubría parte de la cara y caía sobre el pecho formando curvas asemejándose a las de su cuerpo. Era pequeño y proporcionado. Con solo observarla disfrutar se le activaban más sentidos de los existentes. Cuando se quiso dar cuenta su propia mano agarraba con firmeza su organo sexual. Mientras las lágrimas le recorrian la piel desesperadamente, se masturbó con rabia. Aunque también pánico, pues su mujer llevaba muerta dos meses y no sabía como asimilarlo. Solía llegar a casa esperando abrir la puerta y recibir un beso, una sonrisa. Algo. Pero todos los días era lo mismo, la misma desesperación, el mismo vacío en la cama que esperaba que el día menos pensado se llenara con su presencia. Agotado y con las lágrimas ácidas aun recorriéndole el rostro salió del servicio y se dirigió a la cama. Paró un momento a observar a su mujer mientras se secaba la cara. Parecía descansar. Se acostó con cuidado a su lado para no despertarla y la abrazó fuerte. Cuánto tiempo sin sentir su cuerpo cerca. Cuantas noches en vela. Dejó de pensar y se centró en su mujer. No respiraba. No se movía. No desprendía ni una pizca de calor. No podía ser. Había pasado demasiado riesgo yendo al cementerio a por ella que la cosa no podía ser peor. Cualquiera le podía haber visto sacar su cuerpo de entre los muertos, y ella, desconsiderada, no podía ni coger una bocanada de aire y abrir los ojos. Se incorporó y la agarró de los hombros. La tambaleó sin obtener ningún resultado. Neurótico, agarró la pala con la que se había ayudado para recuperar el cuerpo de su mujer y se ensañó con el cuerpo que yacía en la cama sin vida. La apaleó hasta no poder reconocer a su mujer en aquel cuerpo, y entonces, sin más dilaciones, durmió junto a ella como si de otra persona se tratase.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Conversación con Minerva



Rompió a reír para llevarle la contraria a quien nunca encontraría. Sin saberlo, o sin saber qué no entendía, se aclaró las dudas, mas no las ideas. En esto habló con Minerva y se lo comentó. Y ella contestó que se protegiera, luchara e imaginara, y entonces ya sabría.

viernes, 13 de noviembre de 2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

Las cosas claras

Minuto uno


El otro día estuve hablando con un viejo amigo. No hablamos muy a menudo porque es mi ex, y no le aguanto mucho tiempo seguido, pero de vez en cuando me hace ilusión saber de él. (Hace un tiempo aparecía en una entrada y le ponía un poco a parir, pero hoy estoy de bueno humor). Me contó que está jodido además de solo, que tiene problemas personales, su novia no le da amor, y sus amigos no son sus amigos. Este chico pasó de ser mi novio a mi hermano pequeño al que nunca veía, y como tal, desde entonces le aconsejo sobre la vida y sus problemas (y eso que yo sé demasiado poco). Así que le dije que todos estamos solos, que seguramente el problema con su novia sería culpa de él mismo, ya que es un auténtico capullo, que nunca tuvo amigos, y que los problemas personales siempre hay riesgo de sufrirlos y no queda más que aguantar. Total, que además de amargarle la existencia y hacerle sentir un gilipollas integral, le saqué de sus casillas.


Se cabreó conmigo. Siempre le he puesto muy nervioso. Vamos, que él tampoco me aguanta mucho tiempo seguido. Yo, pensando que con eso no tenía ni para empezar, le dije que a veces me acordaba de cuando estaba con él y que no conseguía entender cómo pudimos estar juntos tanto tiempo con lo diferentes que éramos y lo inútil que podía llegar a ser a veces, claro, que todo esto de buen rollo. Él me contestó que precisamente porque éramos muy diferentes, y porque le gustaba mucho, y él a mi, y cosas bonitas. Y yo le dije que, o simplemente, porque no conocíamos nada más. También le dije que no había cambiado nada y que ese era su problema, a lo que me contestó que yo había cambiado demasiado y que le gustaba más antes. Desistiendo de seguir la conversación se despidió diciendo que ojalá consiguiera cambiar todo eso y pudiera cerrarme la boca.


Hoy he hablado de nuevo con él. Me ha dado las gracias por hacerle sentir tan estúpido y he sonreído al saberlo. Aun sé como llevarle. Hay personas que no entienden por qué se sigue apreciando a una persona después de pasar por determinadas cosas. Las personas no siempre nos entendemos en todos los aspectos. Creo que para enamorarse de alguien, esa persona ante todo tiene que ser un buen amigo, y además hay que saber separar la amistad del amor. Por eso me gusta que sigamos estando en contacto, porque me reconforta saber que no estuve del todo equivocada con él.




lunes, 2 de noviembre de 2009

El maestro




Era extraño: Al mismo tiempo que leía iba imaginando cada una de las escenas posteriores. El escritor le leía la mente, adivinaba cada uno de los pensamientos de su lector. Empezó presentandole a los personajes y poco a poco consiguió que el protagonista se fundiera con su cliente en un personaje ficticio, a la vez tan real como que pasaba las hojas desesperadamente intentando encontrar alguna metedura de pata del adivino. Llegó a la última página con un escalofrío entre los dedos, una mueca en la cara, y un suspiro de más. Y el pobre nunca se dió cuenta de que el escritor era el personaje ficticio, puramente un esclavo, y él mismo, su maestro.

viernes, 30 de octubre de 2009

My little friend

The bad twin


Me pregunto si no solo nunca llegamos a conocer del todo a las personas, sino que no las conocemos ni un poco. Es curioso, supongo que hasta uno mismo se cierra con llave. Que con unas personas es de una forma determinada y con otras de otra, no por el hecho de tener infinitas personalidades, sino porque con cada persona estamos agusto sacando diferentes partes de uno mismo. Es raro encontrarse con alguien con quien te sientas agusto con todos tus túes desnudos.

jueves, 29 de octubre de 2009

viernes, 23 de octubre de 2009

La señora Clara

La foto es de Clara. La conocí con solo ocho años y fue la única vez que la vi. Recuerdo que mis padres casi me llevan de las orejas a ver a esa mujer moribunda. Y es que a mi esas cosas desde que recuerdo me han tirado para atrás. No sé cómo actuar, a veces incluso me entra la risa nerviosa y lo paso realmente mal. Pero ellos piensan que siempre fui la niña rebelde inconsciente. Solían decir que la vida te puede llevar en cualquier momento y que no era un tema del cual reírse, pero ¿quién se atreve a hablar de vida cuando es incapaz de vivir la suya propia?
Ese día la conocí y nada más verla decidí que no la dejaría morir nunca. Me conquistó con su risa de ancianita feliz, y eso que si en una risa incluímos dientes, ella solo utilizaba media. Creo que yo también le gusté, pues nada más verme me guiñó un ojo y sin que nadie la viera sacó de su bolsillo un puñado de caramelos y me los metió en el bolso de la chaqueta. Pensé que esa debía de ser la causa de su dentadura incompleta. Estuve toda la tarde jugando con ella. A juzgar por su aspecto me doblaba infinitas veces la edad, pero era incluso mejor que estar con mi amiga Cora de mi misma edad. Me enseñó un montón de juegos de manos. También aprendí a jugar a las cartas, a las tabas y a lanzar la peonza. Me hice amiga de sus tres gatos sin nombre y de su pez, que tenía un nombre cada 5 segundos porque decía que así alguna vez acertaría, y seguramente a él no le iba a crear un problema de personalidad ya que cada 5 segundos su memoria se borraba. Me enseñó su casa. Era una casa antigua y poco recargada, pero muy acogedora, seguramente tuviendo algo que ver con la estancia de Clara. Me llamó la atención esta foto. Estaba tirada en la alfombra de los pies de la cama y no pude por menos que cogerla en un momento de despiste. ¿Ves? Esa misma sonrisa es la que me enseñó Clara nada más verla.
La tarde se me pasó volando y llegó la hora de irnos. Sin que nadie me viera saqué un bombón y se lo metí en el bolso, le guiñé un ojo y me fui al coche con mis padres. Entonces fue cuando les pregunté que de qué se moría y me sorprendió que tuviera problemas con el corazón. Se atiborraba a dulces, la glucosa por las nubes.
Pasaron dos días y la señora Clara dejó de respirar.
Seguimos siendo amigas. De vez en cuando aparece en mi cabeza y me repite al oído un par de frases que me recuerdan su vitalidad. También me da las gracias por el bombón, creo que quería morir de sobredosis. Hay personas que nunca se van, Mario, y la señora Clara es una de ellas.

miércoles, 21 de octubre de 2009

From a diferent galaxy

Un día me contó que donde el vivía nadie hablaba.

domingo, 18 de octubre de 2009

Man of a thousand faces


"He used to go to his favorite bookstores
And rip out his favorite pages
And stuff them into his breast pocket
And the moon to him was a stranger
Now he sits down at the table
Right next to the window
And begins his quiet ascension
Without anyone's sturdy instruction
To a place of no religion
Has found a path to our alikeness
And eats a small lump of sugar
And smiles at the moon like he knows her"

Regina Spektor_Man of a thousand faces





miércoles, 14 de octubre de 2009

Après Moi




"Teme a los pobres.
Heredarán tus piernas.
Teme a los viejos.
Heredarán vuestras almas.
Teme a los fríos.
Heredarán tu sangre.
Después de mí, que se las arreglen.
Después de mí, llega la riada.

Febrero. Saca tu pluma, derrama tus lágrimas.
Escribe sobre ello, que tu corazón solloce, canta,
mientras la nieve torrencial ruge,
fundida en la oscuridad de la primavera."

lunes, 12 de octubre de 2009

Planes (pre)meditados

¿Recuerdas la última vez que estuviste aquí? Te comenté el plan que tenía sin que lo hubiese premeditado. Me preguntaste si tú podrías hacer algo llegada la hora y te dije que no. Ahora creo que está empezando y pienso que estaba equivocada. A veces me doy asco analizando cada cosa, siempre he sido un poco psicópata, pero me da miedo darle tanta importancia a algo que es y a la vez no es. ¿Entiendes? ¿Tú lo haces a escondidas? ¿O no analizas, simplemente recibes lo que viene y aceptas? Te diría que no sé lo que tienes en la cabeza, pero ya te lo han dicho demasiadas veces.

Declaraciones sin importancia





La necesidad de escribir me agota. Me siento delante de las teclas del ordenador y las palabras dispersas por mi cerebro me saturan gritando que quieren salir. Pero no sé como explicarles que yo no se lo prohíbo. A veces incluso entreabro la boca y susurro esas palabras para ponerlo fácil. Pero a la vez que salen vuelven a entrar por mis oídos sin ni siquiera darme cuenta. No sé cómo librarme de ellas y eso hace que me entre una locura impulsiva momentánea. Me parece alucinante cuando la literatura me afecta. Ordenar una serie de palabras de tal forma que te hagan soltar una carcajada, llorar, excitarte, enamorarte...cuando yo ni siquiera puedo deshacerme de una única palabra. El hecho de sentirse identificado con el protagonista de un libro me reconforta, porque sé que el autor me entiende y me conoce sin ni siquiera saberlo. Es increíble, ¿no?, personas cercanas que llevan toda la vida intentando conocerte, y alguien que ni siquiera ha oído hablar de ti, consigue ponerte los pelos de punta porque sabe demasiado.

lunes, 5 de octubre de 2009

And everybody hurts

Él también saltaba en los charcos cuando era un crío. Y su madre también le regañaba cuando llegaba a casa lleno de barro. Pero merecía la pena hacer volar todas esas gotas de agua estancadas. Seguro que estaban aburridas después de tanta adrenalina concentrada durante la caída. Se preguntaba si eso era que el cielo también llora. Llora, se cabrea, y ruge; y también gime. Y tiene días raros, y también espléndidos. Y brilla, y cuando está feliz lo delatan las nubes. Pero por qué, si va por libre. No tiene papás que le regañen, y no le gustan las niñas, y tampoco los niños. Ni queja de la comida, porque no come. Y duerme, claro, pero solo cuando le dejamos. Seguramente haya aprendido de nosotros, que lleva millones de años observándonos.

Claro que duele. A todo el mundo le duele de vez en cuando.



domingo, 4 de octubre de 2009

martes, 29 de septiembre de 2009

Lost!




"Just because I'm losing
Doesn't mean I'm lost
Doesn't mean I'll stop
Doesn't mean I would cross"




jueves, 24 de septiembre de 2009

Prefiero

"Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido. Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podría vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero las mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones. Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca la luz del sol. La noche es mágica. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único. Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta. Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente."



Daniel Valdés

domingo, 20 de septiembre de 2009

¿Naturaleza injusta?

No los justifico. Es más, reconozco que deberían cortarles los huevos. Pero está claro que hay enfermos mentales e intentos de enfermos mentales. Me refiero a los violadores, o a los pederastas, por ejemplo. Creo que la naturaleza a veces es demasiado injusta. Supongo que sí, que lo normal es no ser un violador, o que no te gusten los críos, pero alguna vez lo he pensado fríamente y me he intentado poner en su lugar. Quiero decir que he pensado.."¿y si yo hubiera nacido con ese problema?¿Si lo unico que me atrajeran fueran crios, o agredir para obtener sexo, o incluso follar con un animal?". A veces me parece hasta injusto llamarles enfermos simplemente porque no sea lo normal. Aunque igual que respetas a un tio al que no le pones, se tiene respetar a un crío al que tampoco le pones. Creo que más o menos por ahí está el fallo más gordo.
Con lo de "intento de enfermo mental" me refiero a los que se aprovechan de esta situación sin tener "ningún tipo de trastorno cerebral".
Claro, que a mi todo esto me da mucho asco y los mataría a todos.

sábado, 19 de septiembre de 2009

X

A veces tengo pensamientos escalofriantes en los que mueren mis seres queridos de las formas más duras. Los mato inconscientemente. Y no puedo evitar llorar su pérdida como una estúpida.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Beso prófugo

Mientras estaba agarrada a tus piernas te di un beso y me lo devolviste sin ningún tipo de reproche. Y cuando fui consciente te pedí perdón; pero no me perdonaste porque yo no lo sentía.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cyborg

-Me contó que le fue muy bien por Londres. Conoció a otro hombre y la verdad es que sí, se le veía bastante bien. Estaba cambiada. El susodicho debía ser adinerado, pues le había pagado un par de operaciones estéticas. No le pregunté, claro, pero me conozco su cuerpo como la palma de mi mano. Creo que me dijo que llevaba unos hoteles de lujo en Londres. No sé, porque en ese momento desconecté; hasta que le cambió la cara y escuché algo de un marcapasos. "El otro día tuve que llevarlo al hospital. Perdió el conocimiento y me asusté". La verdad es que tiene cosas que yo nunca pude darle. Pero a él no le quiere. No puede quererle.

-¿Y tú?

- ¿Yo? Le dije que no me gustan los cyborg.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Psycho




" Es muy triste que una madre tenga que declarar contra su propio hijo. Pero no podía permitir que creyeran que el crimen lo cometí yo.
Ahora lo encerrarán, debí hacerlo yo misma hace años. Siempre fue malo... Intentar hacerles creer que yo había matado a aquellas muchachas y a ese hombre. Como si yo pudiera hacer algo mas que estar sentada y observar, como uno de sus pájaros disecados.
Ellos saben que ni siquiera puedo mover un dedo, y no lo haré. Me quedaré aquí sentada. No haré un solo movimiento. Sospecharían de mí. Probablemente me vigilan. Así se darán cuenta de la clase de persona que soy.
No voy a matarte, tranquilízate. Seguro que me están vigilando. Mejor, así dirán: "pero si no fue capaz ni de matar una mosca..." "

jueves, 3 de septiembre de 2009

Dismnesia(¿?)

Hay algo que últimamente (con últimamente me refiero a hace algún año en crescendo) no deja de marearme la cabeza. Podría englobarlo aquí, pero siendo algo poco doloroso y que alguno que otro tiene constancia de ello aunque sea por encima.
Se trata de mi memoria. Es curioso, porque hoy he tenido un examen en el que nos pedían describir el tiempo de acceso de una memoria. Para que nos entendamos, el tiempo máximo que tarda una memoria en tener los datos estables recogidos en una dirección concreta. Bueno, en mi caso, el tiempo de acceso es infinito. Malditas matemáticas. Tengo una dirección de donde coger datos, pero muchas veces no soy capaz de seleccionarlos y relacionarlos.
Es algo que hoy en día me preocupa bastante aunque me pasa desde siempre. En una ocasión se lo comenté a mi madre y me dijo que si me acordara de todo, no querría decir nada más que eso. También me dijeron una vez que es porque pongo poco interés en las cosas.
Os voy a contar como creo que funciona mi cabeza:
Alguien me cuenta algo. Yo escucho, pienso, y me quedo con la idea. Distingo, guardo lo que pueda sacar de provecho en cuanto a mi formación y el resto podría decir que lo desecho a no ser que sea algo que me llame mucho la atención. Esa parte que desecho puedo guardarla también si utilizamos el aprendizaje por repetición.
El problema de esto es que tengo piezas sueltas. Personajes por aquí y sus historias por allá, y pocas veces sé relacionarlo.
Me refiero a:
-¿Quién escribió esta obra?
-No sé (o no me acuerdo, o lo dudo y me callo).
Pensaréis que eso le pasa a todo el mundo, pero no, me refiero a todo en general.
Esto influye en mi forma de socializarme con la gente. Mi timidez de entrada se debe principalmente a esto. Ya no por el qué pensaran, sino porque me cabrea este tema y si mantengo la boca cerrada no me aseguro el cabreo. Por otro lado, si la incapacidad de relacionar ciertas cosas la unimos a la falta de confianza en mi misma entonces eso ya es la hecatombe.
El caso es que, gente con la que me relaciono, tened paciencia y repetidme las cosas, que estoy en la época de querer saberlo todo, aunque sea a base de repetición.
Yo por mi parte haré lo propio y devoraré libros.



domingo, 30 de agosto de 2009

Resurgimiento de defunción

Ha sido tu forma de revivir a la muerte, no esperes mientras te deprimes y te convierte en lo que no eres. Trabajas con tus propias manos en aquello que llaman el fruto de la vida, la manzana roja. No la muerdes, la devoras, te tragas incluso sus semillas. Condenas al resto de la humanidad.


viernes, 28 de agosto de 2009

Ladrona de mentiras



El otro día hablando con mamá me quedé con una duda. Íbamos a empezar a comer y ella me preguntó si me había lavado las manos. Yo le dije que sí, aunque era evidente que era mentira, pero al ver que se quedaba conforme pues no me hizo falta levantarme de la mesa. Entonces pensé en qué era lo que importaba realmente, si me había lavado las manos, o si era verdad que me había lavado las manos.

Esta mañana fui a comprar el pan al quiosco de la esquina y me encontré con la vecina Lola. Creo que vive sola desde el año pasado, cuando su marido estiró la pata (a mi madre no le gusta que diga eso de estirar la pata, así que os pediría que no se lo contarais porque si no me quedo mañana sin merienda). La señora me preguntó por mi hermano pequeño, que llevaba unos días en cama con fiebre. Yo, como me aburría, decidí mentirle también a ella y le dije que estaba a punto de estirar la pata (es que me gusta mucho esa expresión). Entonces la señora se quedó un buen rato quieta mirándome como asustada. Yo no tenía mucho tiempo que perder porque se iba a enfriar la comida, así que compré el pan, y al volver a mirar a la señora Lola y ver que seguía en la misma posición, le pregunté si se encontraba bien, no fuera a ser que le estuviera dando un chungo. La mujer, simplemente me dijo que lo sentía, así que yo me lo tomé como un “sí, estoy bien” y me fui a casa con mi barra de pan.

Hace una hora mamá me despertó de la siesta con cara de malas pulgas. Apareció con mi hermano y me preguntó si realmente tenía pinta de irse al otro barrio. Yo al principio no entendí nada porque aun ni se me había quitado el traje de power-ranger rojo que llevaba en el sueño, pero después de frotarme los ojos un par de veces miré a Jorgito y dije que no, que tenía mejor cara que nunca. Luego, me ha dicho que hoy no meriendo.

Supongo que no debió de gustarle la idea de mentir a la señora Lola, aunque lo de las manos no pareció importarle…Yo no sé si la toman a una por tonta, o es que me quiere volver loca. Así que para quitarme de líos, decidí que para no aburrirme, en vez de generar mentiras, me dedicaría a robarlas.







miércoles, 26 de agosto de 2009

Ambicioso





En mayor o menor medida todos somos seres insaciables. Aunque solo sea por la curiosidad o el afán por tener algo nuevo constantemente, no solemos conformarnos con lo que tenemos. Lo cual no quiere decir que lo que tenemos, no lo queramos.




lunes, 24 de agosto de 2009

*

"Vivir seguro pero en la mediocridad característica de todo individuo que no arriesga, es un acto de cobardía, teniendo en cuenta la adquisición de conocimientos que yo pretendo obtener en mis viajes, en mis experiencias, y en definitiva, en una vida llena de aventura."

sábado, 22 de agosto de 2009

Fade out

Y piensa mientras te escabulles, si sientes como caen detrás de tí y te miran desde abajo. Que intentan tocarte y tu huyes. Aun así, algunos consiguen rozarte pero no te agarran. Y cada vez corres más y más deprisa, y piensas en que si bajas el ritmo te atraparán; pero llega un momento en que tus piernas te desobedecen. Te frenan sin poder evitarlo. Tú desistes de moverlas y ellos se acercan salvajemente. Das un giro de 360º pero te tienen rodeado. No vas a dejarte coger después de tanto tiempo huyendo. No pueden contigo. Así que dejas que se acerquen hasta el punto de poder olerte mientras ideas un plan, y cuando están a punto de cumplir su cometido tú sonríes. Y te desvaneces.



domingo, 16 de agosto de 2009

Efervescente

Cierra la puerta. Que no te vea la cara; y no me apetece escuchar lo poco que me tengas que decir. No me des razones, no las quiero. Hazte la tonta. Pídeme agua, que tienes sed. Cogela y ni me des las gracias. Tampoco las quiero. Háblame de las cosas que te importan. Y de las que no, no. Pero sepáralas bien, que no se mezclen. Luego, te doy la mano y me coges el brazo, pero claro, es culpa mía, por darte la mano. Hoy estoy insoportable. Andrés me cuida y me mantiene estable. O al menos lo intenta, aunque me haga daño. Por cierto, ¿es cuestión de intentarlo o de conseguirlo? Sea lo que sea, con Andrés no, pero con lo demás yo elijo. Y si la curiosidad mató al gato...

miércoles, 12 de agosto de 2009

Obsesion

La idea te asalta una y otra vez produciéndote ansiedad. Es como un martillo intentando clavar una punta. Los golpes resuenan en tu cabeza una y otra vez hasta tal punto que llega a ser un ruido continuo, infinito. Acaba siendo doloroso y ensordecedor. Pero a diferencia de lo del martillo, lo que tú tienes en la cabeza nadie más lo escucha.

martes, 11 de agosto de 2009

Valiente




Nunca antes había visto algo semejante. El brillo en sus ojos era tal que mirarlos durante unos segundos me cegaba. Tenía que parar a descansar y frotármelos, y aun así seguía viendo esa luz fija que queda después de mirar al sol. Que daña la retina. Aunque no sé si en realidad queda permanente entre el ojo y el párpado, o es más bien cosa del cerebro. No creo que fuese consciente de esto, pues no le importaba clavarte una mirada de vez en cuando. Como si los ojos no fueran suyos y los hubiera pedido prestados, ningún cargo de conciencia. Yo admito que en un principio me asusté y dudé en preguntar. Pero al darle vueltas al asunto llegué a la conclusión de que cualquier persona tenía derecho a sacar eso fuera de su cuerpo. Había tanta energía dentro que acabaría por estallar en un agujero negro. Y yo no quería tampoco eso. Así que me arriesgué y fui decidida: “¿Oye, estás bien? Hoy te brillan los ojos de una manera increíble. Nunca había visto algo así”. Se limitó a sonreír y encogerse de hombros. Valiente, pensé. Entonces me asusté aun más. Le vi dentro de mi cabeza y sospeché que habría sido un plan para fisgonear aquí dentro. Y aunque odio que curioseen en mi cerebro, yo a veces me dejo. Nunca olvidaré cómo miraba.


lunes, 10 de agosto de 2009

El creador de sonrisas



Y corría por toda la ciudad, e iba de casa en casa. Escalaba hasta la habitación donde algún inconsciente soñaba y le dibujaba una sonrisa inmensa en la boca. Luego le dejaba una nota que decía: "Mañana puede que no venga", y entonces salía por el mismo sitio que había entrado preguntándose si alguna se borraría antes de que despertara.

El escondite

La tierra comenzó a abrirse formando grietas en el terreno lo suficientemente anchas como para poder dejar salir a la superficie sus gruesas raíces. Tiró con cuidado para no perder el equilibrio hasta que todas ellas estuvieron liberadas. Parecía pesado y el tronco de gran diámetro marcaba su larga vida en el bosque. Seguramente fuese el jefe de la tribu. Se le notaba en la mirada, firme y dura, sabia. Estiró sus ramas y arqueó lo que podríamos denominar su espalda para relajar sus músculos, pues las largas horas de inmovilidad continua le dejaban el tronco completamente sobrecargado. Cuando estuvo despejado se dirigió hacia un pequeño montículo y se asentó allí mirando hacia sus compañeros. Al parecer este comportamiento indicaba el comienzo del día, pues el resto de los ocupantes del bosque liberaron también sus raíces y se estiraron imitando los movimientos del jefe. El bosque entero había cobrado vida. Carlos no daba crédito a lo que veían sus ojos. Estaba escondido detrás de una roca, la cual le miraba disimuladamente sin hacer el mínimo movimiento para que no se asustara. Carlos observaba a los árboles. No hablaban entre ellos, y en vez de comunicarse, parecía que tenían un rito ya preestablecido. Se dispusieron todos mirando al jefe como esperando una orden. La piedra que escondía a Carlos se acercó también a esa especie de reunión. Todo el bosque quedó concentrado en unos pocos metros y Carlos, podría decirse que se situaba fuera de escena, como si a nadie le importara su presencia. El árbol del montículo se movió lentamente hasta darles la espalda a sus compañeros. Éstos se empezaron a poner nerviosos y a mirar en derredor como buscando algo. Todos los seres allí presentes se escondieron detrás de Carlos, ya que era el único que no pertenecía a la colonia y él, decidió no moverse al parecerle una idea graciosa que ellos también jugaran al escondite. El árbol jefe terminó de contar y miró pensativo a su alrededor. Nada por ningún sitio. Carlos se quedó sorprendido al ver que el sabio decidía ir a mirar por otro sitio en vez de ir a lo evidente, lo único que había en el bosque donde poder esconderse. Y también al pensar en cómo era posible que todo el bosque estuviera detrás de él sin ser visto puesto que todavía no llegaba al metro y medio. Aun así no se movió.
Estuvo varias horas en la misma postura y ya sentía cómo se le empezaban a engarrotar los músculos. Las piernas las notaba pesadas, aunque prácticamente ya ni sentía ni padecía. Y le hizo gracia pensar en que casi le estaban saliendo raíces. Pero poco duró ese sentimiento de diversión y en cambió comenzó a sentir lástima hacia los árboles. Sin más dilaciones, el bosque se “reordenó”. Habían estado toda la noche jugando al escondite, y el sol ya empezaba a asomar la cabeza por el Este, así que Carlos corrió a su casa pensando en una excusa que contarle a sus padres, ya que la vida real en el bosque, decidió guardársela para él solo.

sábado, 8 de agosto de 2009

Megalomanía

Me enerva a esto que se dedica la gente de querer llamar la atención, de "sentirse" por encima del mundo, y de pensar que tienen manejado todo el cotarro. La necesidad que tienen de ser elogiados y de elogiarse a sí mismos. De sentirse respaldados por la sociedad. Me parece una carencia de personalidad increíble. Aunque si os digo la verdad, a mi la “alta” autoestima que se gastan me toca las pelotas y me afecta. No sé si en realidad consiguen hacerme sentir inferior o si lo que provocan en mi es un asco profundo e intenso. El caso es que los metería a todos en un horno crematorio así, ale. Todos junticos.

viernes, 7 de agosto de 2009

Sara y el duende de la canica verde

Cuando su abuela Alina le regaló la caja de música, decidió que en ella guardaría los objetos secretos que tenían entre las dos. Al ser una caja de música nadie se imaginaría que en ella se guardaban secretos en vez de joyas, así que ocultarlos allí había sido una idea magnífica. Desde que Alina falleció, no había vuelto a coger las canicas que guardaba en la caja. El juego de las canicas consistía en que Sara elegía una, y Alina le contaba su historia mientras su nieta se quedaba dormida con la canica en la mano. Aunque aun no sabía qué era lo que ocurría exactamente, cada vez que Alina le contaba una historia de una canica se pasaba la noche soñando con la historia, y al amanecer le gustaba buscar las diferencias entre la que se había imaginado y la que había soñado. La última vez que vio a su abuela con vida fue jugando a las canicas. Estaba apunto de quedarse dormida escuchando el final de la historia de la canica verde cuando Alina cortó repentinamente y calló al suelo redonda. Sara no se asustó. Sabía que su abuela era mayor y que tarde o temprano pasaría. Así que lo primero que hizo fue recoger las canicas con cuidado de que no faltara por coger ninguna y guardarlas en la caja antes de que alguien la viera.
Después de todo este tiempo pensó que era hora de sacarlas de su escondite. Las arrojó al suelo y las contó varias veces por si faltaba alguna. Estaban todas. Las ordenó por colores, luego por tamaños, luego por colores y tamaños, y cuando ya no sabía qué más hacer con ellas se acordó de la canica verde. Allí estaba, era la más pequeñita de su color. La cogió para verla más de cerca y al descifrar lo que había dentro se le cortó la respiración. El pequeño duende del cuento le sonreía desde el interior de la canica y hacía señas como para llamar su atención. Al pasar unos segundos y asegurarse de que Sara atendía, el duende sacó de su bolso una foto de Alina cuando aun seguía viva. Se la enseñó a Sara durante unos pocos segundos y luego guardó la foto de nuevo y salió corriendo de la escena.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo. ¿Qué quería decir aquello?¿Había elegido ella el momento en que debería morir su abuela al escoger la canica? ¿Su abuela era el mismo duende y la había tenido encerrada en una caja durante tanto tiempo? Tenía que ser eso. No dudó en agarrar la canica y quedarse dormida en la alfombra. Quería ver qué nuevas historias tenía que contarle su abuela.

Caso Madeleine

¿Os acordais del caso Madeleine?
Ayer llegué a casa y lo primero que me dijo mi hermana:

-Ten cuidado con la poli. Han sacado un retrato robot de una chica que puede tener datos importantes sobre Madeleine y es igual igual que tú.

¡Pues si me detienen seria una forma de pasar el verano!

martes, 4 de agosto de 2009

Busca lo más vital




Estoy en una etapa de rechazo a la humanidad. Suena así oscurote y dramático. Pero es que de verdad, a veces me pondría a matar y no pararía nunca. Y cuando digo nunca es nunca. Cada vez me gusta menos la gente. Cada vez me sorprenden menos gratamente. Y cada vez me llevo más decepciones. Aunque supongo que cuantos más años vives, más gente conoces, y te das cuenta de que de todos solo merecen la pena dos. Por otro lado siempre he tenido muy claro que no necesito a nadie. De hecho mi madre lleva todo el día diciéndome que me relacione con ellos, que parece que no soy de la familia. Pues a lo mejor no tenía que haber sido de la familia, no. A lo mejor tenía que haber sido como el niño de la selva y crecer entre monos, panteras y osos majosos que cantan “busca lo más vital, no más”.

martes, 28 de julio de 2009

*

En mi vida, sólo hay tres cosas que me han dicho que puedo considerar piropos:

1. Decirme que soy una de las personas más felices que el que me lo dijo conoce. Me gusta, porque tampoco es fácil serlo.

2. Que tengo mucha personalidad. Siempre he tenido miedo de no tenerla.

3. y último, que me acaban de decir: que parezco pequeñita pero soy más madura que nadie para algunas cosas

Y lo que más me gusta de todo es que vienen de gente que puedo decir que me conoce un poquito.

martes, 21 de julio de 2009

jueves, 16 de julio de 2009

viernes, 10 de julio de 2009

Portimao




Aquí estoy de nuevo después de pasar unos días por la zona del Algarve y Lisboa. Todavía recuerdo la primera vez que mis padres me llevaron a Portugal: "Para ir a Portugal me quedo en casa", y ahora cada vez que voy me sorprende.
¡Si por mi fuera me habría traído a un montón de gente abrazable de allí!




viernes, 26 de junio de 2009

*

Fuiste la primera persona especial que llegó a mi vida. Debo admitir que me cambiaste por completo y me duele un poco pensar en todo aquello que como digo parecía especial. Me acuerdo de que estabas enamorado de Amy. ¿Y quién no? Era una persona curiosa de pies a cabeza. Tenía un vestido blanco con lunares negros, se los contaste y decidiste que sería el número total de momentos en los que ella te había marcado de alguna forma. Eran ciento cincuenta y muchos. Tú no tenías vestido de lunares así que nunca pude saber el número de momentos especiales. Me pillaste con tus textos, tus tic-tac, los nunca-jamás, cuando metiste tu mano en su boca y le sacaste el corazón, que todavía latía, piruletas, me sorprendía tu imaginación. Solo te vi una vez. Tú me pediste un beso y yo cómo no iba a dártelo. Estaba enamorada de tu cabecita. Seguramente pienso que fue un error, que no debería haber pasado. Que a cada persona sólo hay que conocerla hasta cierto punto, y si pasas de ahí la relación se deteriora.
Pero Peter, aun me queda un bono, y si aún no ha caducado, te pido que vuelvas.


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martes, 23 de junio de 2009

Furia contenida

Estaba harta de escuchar estupideces.
Mientras su hermana gritaba su nombre desde la otra punta de la casa, Dafne tocaba con furia rompiendo parte de las cerdas del arco hasta que explotó.

-Joder, ¡que me dejéis tocar!

Emprendió de nuevo ese concierto para violín que tanto le gustaba y siempre tocaba enfurecida. El único que necesitaba.
Al mismo tiempo que crecían los matices de la melodía, los llantos de su hermana en el piso de abajo eran más estridentes. Parecía estar alterada por la falta de afecto que le aportaba Dafne. Su madre, desesperada por el miedo de que su hija entrara en otro de esos ataques de ansiedad que le abordaban a menudo, intentaba sosegarla con palabras tranquilizadoras pero poco eficaces.

-Me tiene harta. Lleva sin hacerme caso los cuatro días…

No terminó de escuchar la frase que decía su hermana ya que estaba completamente agarrotada. Inconscientemente, agarraba el violín con fuerza. Seguían saltando cerdas y las cuerdas de metal le hacían surcos en los dedos de la mano izquierda.

-Hija, hazle un poco de caso a tu hermana.
-Que quieres, ¿que le lama el culo? Como siempre.
-¡Que te he dicho que no le digas nada!
-¿Quieres dejarlas en paz? No han madurado ni la una ni la otra. Vámonos y déjalas, que pareces tonta.

Dafne empuñó el arco de nuevo mientras escuchaba el ruido del portazo que resonó después de que sus padres cerraran la puerta de casa. Sabía lo que vendría ahora. Su hermana subió las escaleras.

-Hija de puta.

Vocalizó con odio, y mientras, la melodía se ahogaba.








miércoles, 17 de junio de 2009

Se llama Todd


Se llama Todd, y hoy ha dejado de estar conmigo.

Empezó todo por la mañana. Como siempre me desperté a las 9 am. Él ha dormido en el cabecero de mi cama desde que se vino a vivir a mi casa (exceptuando unos días que me hizo compañía en Salamanca). Muchas veces me despierta por las noches. No sé por qué es exactamente, yo creo que tiene miedo. O pesadillas y se despierta asustado. O simplemente quiere llamar mi atención y que le diga bobaditas (porque yo sé que eso le gusta). Sea como fuere, esta noche también me despertó, pero yo estaba cansada y le hablé desde la cama:


- Todd, déjame dormir, que me tengo que levantar pronto.


No contestó. No me pareció raro porque es bastante callado. Tuve buen ojo cuando fui a buscarlo, siempre pude hablar con él cuando quería, me escuchaba. O al menos, si no me escuchaba lo disimulaba bien. Me miraba fijamente con esos ojos saltones negros que tiene, como si me entendiera. Y yo le hablaba olvidándome de que después de 5 segundos él no se acordaría de nada. Ni de quien era yo. O sí. En realidad no lo sé. Tampoco me habló nunca de eso.


Me quedé de nuevo dormida. Todd no volvió a hacer el menor ruido en toda la noche, así que de no ser por el calor que hacía en casa, personalmente he dormido bastante bien.


Maldije mil veces el momento en el que me quedé dormida sin preocuparme por lo que le pasaba a Todd. Al acercarme a su rinconcito vi que no estaba. Me asomé, le di 3 vueltas a su casa, le llamé por su nombre, también Juan, Pepe, Manu y Mauricio, por si con Todd nunca se había sentido identificado y por eso nunca había hablado conmigo. Pero no, no era eso. Él era Todd y no estaba. Había ido a algún sitio. Lógico era, ya que vi unas marcas de agua con forma de aleta. Me recordaron a las migas de pan que dejaron Hansel y Gretel para volver a casa. Las seguí con cuidado y me dirigieron al servicio. Me esperé lo peor. Visualicé la noticia del periódico del día siguiente: “Todd, con menos de un año de edad, se suicida en la bañera”.


Por una parte fue un alivio ver que no llegaban a la bañera, sino al retrete. Yo ya había pasado por eso cuando murió Sweeney. Esta vez era distinto. Todd seguramente me despertara para despedirse de mí y decirme que quería salir de aquí, conocer peces grandes. Y yo, aunque me entristezca pensar en que ya no podré decirle bobadas y mirar sus ojos saltones, sé que es un pez listo y que no tendrá problemas para sobrevivir en ese inmenso mundo acuático. De todas formas, de vez en cuando repasaré el caminito que dejó cuando se fue, por si algún día decide volver.



domingo, 14 de junio de 2009

Trip to Heaven

Son 5. Aleix se acerca con miedo al primero. Le rodea el cuello con las manos oprimiendo con fuerza su yugular. La mirada de él es fría, aséptica. Los primeros segundos son insignificantes. A partir de la veintena la situación comienza a ponerse tensa. Aleix nota como la adrenalina le recorre el cuerpo mientras su amigo comienza a tener espasmos producidos por la falta de oxigeno. Es el juego de la asfixia. Sólo un juego que termina cuando Aleix lo decida. Pero cuando se quiere dar cuenta él ha abandonado su cuerpo. Está sentado en un rincón observando cómo sus manos estrangulan con odio a su amigo moribundo. Aun así parece que su cuerpo es consciente por sí solo ya que cuando pierde el conocimiento, lo suelta. Ve como él mismo se vuelve hacia el resto y con un tono de voz sofocado consigue articular palabra:
-¿El siguiente?










¿Habíais escuchado algo sobre esto?

sábado, 13 de junio de 2009

*

A los polvos normalmente los arrastra el viento. Así es como cambian de dueño.

miércoles, 10 de junio de 2009

Protège-moi

Dicen que cuando hay problemas, en el primer sitio al que pensamos ir es a nuestra casa. Aunque haya un terremoto y vivamos en una chavola, nosotros nos metemos allí como si ésta nos fuera a salvar de cualquier mal. Nos sentimos sobreprotegidos.
A veces me da miedo lo incómoda que puedo llegar a sentirme en mi propia casa.

domingo, 7 de junio de 2009

*

A pesar de que mis siestas sean cortas, hay días en los que incluso tengo pesadillas (aunque mis pesadillas tienen de todo menos de pesadillas). Hoy es uno de ellos. Aún estoy con la sangre revolucionada.

Visualizad la imagen. Por alguna razón que desconozco estaba con mis padres. Mi padre tenía un sobre sin abrir cuya procedencia también desconozco. Mi madre y yo no teníamos nada raro. Bien, os diría donde estábamos pero sólo sé que se llamaba París, era una callecita de París, aunque no creo que aquello lo fuera.
Vale, a partir de ahora empezó el movimiento.
Le digo a mi padre que abra el sobre. Mi padre obedece. Es una receta médica para un tal Ceporrillo (no me acuerdo del nombre real). Creo que junto a la receta médica venía una carta explicándonos la situación y nos pedía que encontrásemos a ese niño y le diéramos el medicamento. No sé muy bien por qué pero debíamos tener prisa, como si se fuera a morir de un momento a otro el chiquillo. Decidimos “separar” nuestros caminos. Lo pongo entre comillas porque yo estaba con uno o con otro según me convenía. Mi padre fue en busca de Ceporrillo. He de decir que casi era una misión imposible, pues en la carta solo ponía la vida que había tenido el pobre chico y su nombre. Y aquello era París. Bueno, esta vez yo iba con mi padre. Corríamos por las calles de París como si nos fuera la vida en ello y como si supiéramos nuestro destino. Que al parecer debimos saberlo, porque encontramos a Ceporrillo a la primera: llegamos a una callejuela oscura y estrecha, dos pequeñas luces amarillas la iluminaban. Caminaban dándonos la espalda un hombre alto y un niño de unos 12, 13 años.

(Yo).-Es él.
(Padre).- ¿Estás segura? .-dijo mientras comprobaba el nombre en la carta, como si allí estuviera la respuesta.

Asentí con la cabeza y nos acercamos muy despacio.

-Perdone! Oiga señor..

No reaccionaban ante nuestras palabras así que nos pusimos delante cortándoles el paso. Le enseñamos la carta al hombre como si de una foto se tratase, diciéndole en pseudo-francés que buscábamos a ese muchacho y que estábamos seguros de que era su acompañante. Por fin, el hombre enfocó la mirada y se paró. Ceporrillo siguió con la mirada perdida sin modificar su velocidad al caminar. Como si aquello no fuera con él. No recuerdo la cara del hombre, solo recuerdo que se alteró un poco al leer el nombre que estaba escrito en la carta, y después de un par de minutos esperando unas palabras de su boca nos sorprendió con un:

-Loco.


Mi padre y yo nos echamos una mirada en la que se leía: “Este hombre es idiota o no ha entendido nada de lo que hemos dicho”. Así que optamos por la segunda opción y se lo volvimos a intentar explicar de nuevo (estoy pensando que posiblemente habría sido más fácil preguntarle directamente al muchacho, pero no sé, cosas del directo). El hombre volvió a responder con lo mismo pero esta vez más alterado, nos retiró la mirada y empezó a caminar rápido en dirección contraria a donde iba Ceporrillo mientras repetía entre dientes una y otra vez la respuesta. Pasamos del hombre y nos fuimos a por el chico el cual ya apenas se veía. Cuando quedaban menos de 3 metros para llegar a él, apareció gente de todo el mundo en la que cualquier persona puede perderse. (Como en las pelis de persecuciones, que siempre aparece mucha gente en los momentos más oportunos, ya sabéis). Nos cagamos en toda su familia mil veces, y poco más.

De repente yo estaba con mi madre, subíamos unas escaleras casi de 6 en 6 para llegar a un sitio en el que habría una farmacia. Y al subir allí estaba, cruzando la calle.

-Mira mamá, ¡ahí está!
-¿Dónde?¿Eso? Eso es una inmobiliaria.

(y ciertamente lo era)
No, espera. Estábamos en un metro. Un metro en el que había que pagar para salir. (mis sueños son así, estás en un sitio y al volver a mirar es todo completamente distinto). Y nosotras queríamos salir. Las de los tickets eran inútiles. Dos. Una la típica cotilla, rubia tontita .Teléfono en hombro-oreja mientras se lima las uñas y le cuenta la última de su nuevo “churri” a su amiga la Vane. La otra, la pobre pringadilla amargada, que tiene que ganarse un dinerillo y no le queda otra que aguantar a la amiga de La Vane. Mi madre y yo desesperadas por salir. Las dos pedorras empiezan a discutir. Nos ignoran. No somos nada, nada, nada…Y me encuentro sola corriendo hacia el portal de mi casa. (Siempre que tengo pesadillas y sueño con mi casa, entro al portal llegando por el mismo sitio, por el cual en la vida real nunca voy). Nada raro en el portal, el mismo de siempre. Pero entran dos hombres con pintas extrañas a la vez. Como hay dos ascensores y cada hombre se mete en uno, descarto al misterioso tipo de la gabardina color beige y me decanto por el de pelo engominado y cara de loco psicópata (repito, cosas del directo). Le da al 3, yo decido no pulsar mi piso para que él no lo sepa. Tuvimos una conversación normal típica de ascensor (hablamos del tiempo), si no tenemos en cuenta su sonrisa de loco y su mano agarrado fuertemente mi brazo desde no sé qué momento. Se abre la puerta del ascensor y estamos en una azotea. Al parecer el 3º es una azotea y además tiene bar. Yo, sin pensármelo le doy al 9 (porque al parecer ahora vivo en el 9). Doy gracias a Dios porque ese loco no pasara de loco. De repente el ascensor se convierte en globo. Yo miro al hombre mientras sigo dando gracias a Dios. El hombre me mira, me mira con cara de más loco aun. Me mira y me grita cosas que no entiendo. Mientras grita cada vez con más furia gesticula y yo me muero de miedo. Cada vez le veo menos, el globo ha cogido una altura considerable y creo que me he pasado de piso. Veo toda Zamora.

-Mierda, no sé como se dirigen los globos.

Algún gracioso debió leerme el pensamiento. No pasaron 5 segundos cuando aparecieron a mi lado dos pequeños cohetes que impactaron sobre mi globo, haciendo que éste descendiera (véase en cámara lenta todo)

Ahora estoy en mi habitación con una amiga. He salido ilesa de la caída. Le estoy contando toda la historia y lo único que atina a decir es:

-Es que los jóvenes de hoy en día…

A mi no me sorprende su respuesta. Aunque tampoco me da tiempo a reaccionar. Me despierto. Menos mal, todo ha sido un sueño. Me levanto y se lo cuento a mis padres.

Lloro como un bebé. Estoy agitada y nerviosa. No me gustan los medicamentos, ni las personas, ni los globos.

Ahora me despierto de verdad. Abro los ojos y cojo aire.
Odio soñar que tengo pesadillas.

viernes, 5 de junio de 2009

Delicatessen

Madre mía, ¿por qué nadie me había hablado de este peliculón?
Marc Caro con Jean-Pierre Jeunet
Definitivamente, el cine francés me vuelve loca

jueves, 4 de junio de 2009

miércoles, 3 de junio de 2009

Querido Buckley

Nos veremos en el infierno y te haré muchos hijos

GRACE(que no me deja poner el maldito video)

lunes, 1 de junio de 2009

Neon Bible

Arcade Fire

Nueve si no cuento mal con sus respectivos instrumentos en el eleveitor'!
Curiosa la percusión que se montan.


domingo, 31 de mayo de 2009

Imagínatelo

-Tío, pásame el vino!.

-Joder, Jorge ostia, mira que siempre te las coges cojonudas!

-Está buena eh? Se llama…-Enfoca la vista hacia la chica de la camiseta verde-…Marta, sí. Tiene cara de llamarse Marta. ¡Anda! ¡Y su hermana también! ¡No sabía que tenía hermana! Joder, su hermana sí que está buena,¿ no?

-Ahí solo hay una chica y sí, está buena, pero te hablo de la que llevas encima.

-¿A quién llevo encima, tío?

-Vamos a la terraza, que como lo sueltes todo aquí dentro me lo limpias con la lengua.

-Espera, espera, espera..el vaso.


Esbozó una sonrisa de oreja a oreja mientras sus ojos no hacían otra cosa que confirmar lo evidente.

Al intentar apoyarse en la barandilla, Jorge dio varios pasos hacia atrás para poder mantener su cuerpo en posición vertical. Noa le agarró del brazo y le quitó el vaso de las manos mientras el otro hacía ademanes de subirse la cremallera del pantalón.


-¿Sabes? Me gustaría irme de aquí.

-¡Pero si esto acaba de empezar!

-No seas gilipollas. Digo de la ciudad. Me apetece salir, despejarme, desaparecer un poco ya sabes. Y volver algún día. O no.

-Maldita cremallera. ¡Ha desaparecido! Noa ayúdame no seas cabrón.


Noa obedece.

Jorge le mira como si hubiera hecho un truco de magia.


-Pues lo que te decía, que me quiero ir un poco lejos de aquí.

-¿Pero a dónde? ¿Y me vas a dejar aquí solo pringando? No me toques los huevos, tú te quedas aquí que tenemos que llevar a cabo nuestro plan: ¡Dominar el mundo! Y cuando ya sea nuestro arderá París!¿o Roma?-Pensó unos segundos.- Bueno qué más da, el caso es que tú no te vas.

-Me parece que el que se va eres tú.

La chica de la camiseta verde abordó a Jorge por detrás haciéndole tambalear.

-Como entréis en mi habitación te corto los huevos. La de mi padre está libre.

-Tranqui Noa, ¡que parece que no me conoces! Oye, por cierto, ¿el truco de la cremallera?

-Pregúntaselo a ella, que seguro que lo sabe.


Ya estaba solo, de nuevo, y en su propia casa llena de gente. Miró hacia el piso de enfrente. Contó las luces que había encendidas. Contó las apagadas. Se imaginó qué estaría pasando en cada una de ellas:


En la primera fila de arriba, la primera ventana encendida a la izquierda vivía un matrimonio de ancianos. Ella era una bonita mujer, siempre lo había sido. Seguía mirándose al espejo antes de acostarse mientras se cepillaba el pelo. Se llamaba guapa y se acostaba junto a su marido, una persona bastante agradable y conocida en el barrio por su sangre hiperactiva.


La segunda fila empezando por abajo, tercera ventana, apagada. Un matrimonio que se consideraba adinerado, o como él los llamaba: un “quiero y no puedo”. También bastante conocidos en el barrio. Ella por su prepotencia y soberbia. Él por sus trajes de “mírame pero no me toques”. Ambos por sus atrasos en los pagos de la comunidad. Un par de hipócritas que duermen en una misma cama sin rozarse.


Encendida: la familia feliz. Padre, madre, e hijos. Ah, y un perro. Cena familiar mientras se ven las noticias. Niños a la cama. Padres una peli.


Apagada. El loco del tercero. Siempre vive en el tercero.

Encendida. Universitarios montándose una fiesta descomunal

También encendida. Viuda golpeando el techo con la escoba para que se callen los de la fiesta.


Apagada. Y con la ventana abierta. Soltero. Una de cine erótico

Encendida. Pareja de casados con hijos emancipados. El marido en el trabajo. Otra de cine erótico.


Apagada con una pequeña lámpara de mesa encendida. La chica de enfrente. Vive con su gato. No la conocen en el barrio. Noa quiere conocerla.


Coge las llaves y sale de casa.

Cuando está a punto de tocar el telefonillo se lo piensa dos veces. ¿Y si no hay ninguna chica del quinto? Aprieta. Pregunta una voz suave.


Antes de contestar Noa sonríe. Decidido, se va lejos.