miércoles, 25 de febrero de 2009

Nunca Jamás


Nubes de algodón
¿no ves?
Y secuelas que se cuelan.
Son restos del invierno
Escalofrío, ¿escalo frío?
Es calo frío.
Fumas, te esfumas.
Respira, expira.
-Nunca. JA!
Mas no te pierdas...

viernes, 13 de febrero de 2009

Sentidos

El tiempo que llevara allí sentado no era lo que realmente le importaba. Hasta hacía bien poco había tenido una vida mucho más organizada. Por costumbre se levantaba con los primeros rayos de luz. Eso le ponía de buen humor, aunque necesitara la ayuda de su reloj-despertador, el cual le acompañaba a todas partes. Había aprendido a convivir con ello. Era fácil. La alarma le avisaba de que era una hora punta y él sabía todo lo que tenía que hacer. El tiempo era fundamental en su vida.
Desde que murió su madre solía estar solo la mayor parte del tiempo. Su padre trabajaba día y noche así que a lo largo del día intercambiaban las palabras justas. Pero eso a él no sólo no le importaba, sino que lo prefería. Desde pequeño había sido un chico independiente. Incluso había tenido uno o dos amigos imaginarios. No es que no lo hubiera intentado con gente de carne y hueso, pero por alguna razón extraña la gente le aturdía. Además con sus dos amigos no hacía falta ni siquiera hablar. Ya se conocían demasiado.
Eran las 21:30 cuando la alarma dio la señal de salida. Le gustaba salir a esta hora. No solía haber mucha gente por la calle y se podía respirar tranquilidad, así que agarró su bastón, se puso las gafas y salió del pequeño recinto. Se sentó en el banco de siempre, como si le estuviera esperando. Apoyó el bastón en el banco y colocó las manos sobre sus piernas. Se irguió y comenzó a contemplar. Después de tantos años de ceguera era capaz de imaginarlo todo. Lo veia en panorámico mientras de fondo sonaba Stevie Wonder. Mucho antes de quedarse ciego su madre se lo ponía en la cassette, pero la ceguera les había unido aun mucho más.
De repente un olor colapsó su mente. La música se puso en modo stop y la panorámica desapareció por completo. El perfume activó todos sus sentidos. Le resultaba familiar, pero era normal, puesto que el olfato lo tenía más que desarrollado. Le sorprendió la cercanía. Se asustó. Pocas veces había sentido algo así tan cerca. Algo rozó su cara. Se estremeció. Notó como las gafas dejaban de pertenecerle. El olor se fue acercando cada vez más hasta que todas sus conexiones cerebrales se rompieron. Cerró los puños con fuerza pero no quiso moverse. No pudo. Fuera quien fuese el que estuviera allí se había hecho dueño de su cuerpo. Le besó en los ojos y le devolvió las gafas. Nadie dijo nada. Notó su presencia durante un rato y cuando se aseguró de estar solo subió a casa.
El tiempo que llevara esperando en el banco no le importaba. Ya habían tenido varios encuentros así que tenía que aparecer. Y apareció. Como siempre, corto pero intenso. Sin mediar palabra. ¿Y mañana?

martes, 3 de febrero de 2009

*

-Pero abrázame más fuerte hija, que lo haces sin ganas. Parece que fue ayer cuando venías corriendo y me decías.."te quiero, te quiero, te quiero"
Mi madre.
Soy así, no puedo evitarlo. A lo mejor estoy deseando que me de ese abrazo y devolvérselo, pero se dibuja una coraza a mi alrededor y soy incapaz de abrazarla con más fuerza. Así con ella, y así con todo.
No recuerdo cuando cambié exáctamente. Supongo que sería en la etapa esa de "la edad de el pavo" en la que quería aparentar ser mayor o puede que aun ni la haya pasado. También es posible que alguien contribuyera a mi cambio y me hiciera ver las cosas de otra forma. Los sentimientos dentro y la apariencia por fuera. Aunque nunca he sido de aparentar. El caso es que, a veces, aunque no lo haga recordar, me hacen mucha falta algunas cosas.