martes, 22 de marzo de 2011

Today was a hard day

Y no porque pasara algo en especial..aunque en verdad pasó de todo. Estuve tan a gusto allí que las cosas parecen mucho peor ahora. Vuelvo a las canciones grandes que te hacen sentir tan pequeño como eres. Malditas canciones y malditos seres enormes de los que os hablé aquel día. Hoy no me apetece ni ponerle sarcasmo a lo que digo. Me la suda no ser politicamente correcta con quien debería serlo. Y me la suda más aun tu monotonía y frialdad. Y tu incapacidad para tener empatía o como quiera que se llame eso de meterte a revolver en la cabeza de otro. Y lo que más me la suda es que tú te sientas identificado con lo que digo porque no estoy hablando de tí ni hablaré nunca. Jodidos ególatras de mierda. Yo la primera. ¿Esto es madurez o falta de ella? Porque no estoy muy segura. A tomar por culo. Siempre escribo cuando lo veo negro como decía aquel, pero es que cuando soy feliz no tengo tiempo para escribir. Y de nuevo no entiendes todo esto que digo, y con todo lo que he dicho te va a dar miedo hasta preguntarme. No somos tan diferentes como crees. Ni tan iguales como crees. Como cree quién..?

Tengo tanto miedo que los perros no me huelen, me devoran.

miércoles, 9 de febrero de 2011

It ain't me babe

No hay nada más triste que escuchar una canción feliz mientras te tragas tus propias lágrimas. Yo lo probé una vez y me tuvieron que ingresar por doble sobredosis: una de sal y otra de depresión.
Medio año estuve ingresada en una clínica de mala muerte.
La verdad es que fue más por la sal, pues yo al día siguiente del ingreso estaba muy feliz, pero mis lágrimas no dejaron de estar saladas durante la estancia.
Es curioso que uno no se entere de que está enfermo hasta que llora.
Como sea esos meses los pasé muy feliz hasta que dejé de llorar porque no tenía más que llorar. Me bajó la tensión un montón.
Después de aquello retaba a mis amigos a meter los dedos en los enchufes. Así maté a dos o tres y decidí que no merecía la pena sacrificar a seres indefensos sólo para subirme la tensión.
Me sentía muy mal por la pérdida de personas cercanas y más si el principal problema era yo. Necesitaba llorar su muerte pero claro, a esas alturas me era imposible sacar alguna lágrima porque estaba muy sosa y deshidratada. Tenía dos carencias: una de sal y otra de desahogue. Y desde entonces mi salud no mejora.
Quién se iba a imaginar que una canción feliz podría arruinarle a uno la vida.