domingo, 15 de marzo de 2009

Duelo

Era su turno. Agarró el violín por el mástil, empuñó el arco con firmeza y comenzó la batalla. Cuando se quiso dar cuenta estaba atravesando el violín con lo poco que quedaba de arco. Cogió un pañuelo y cortó la hemorragia de los dedos. Después de tantos años tocando no comprendía cómo seguía siendo capaz de cortarse con cada nota. Se secó la cara. Limpió las huellas de sangre del mástil y metió el violín en su funda. Lo ató con fuerza para que no pudiera moverse.

Estaba sentada al final de la sala. Todos los presentes la miraban perplejos y no sabía por qué. Sentía que faltaba algo. No era consciente de lo que había pasado durante aquel enfrentamiento. Ella supuestamente había atravesado el violín, pero ¿y si todo fue decisión del instrumento? Entonces no había ganado. No podía cantar victoria; pero sí podía esperar a estar preparada, porque continuar el duelo o no, dependía de ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos sabemos como se las gasta el violín. Estoy seguro de que fue él quien ganó el duelo. Es que no podía ser de otra forma.

Ladrona de Mentiras dijo...

Podía haber sido peor de no ser por la funda, que tenía cuerda para atarlo. Podía haberse revelado contra todos los de la sala. Podía haber utilizado el arco para sacarles los ojos uno a uno y luego haberles arrancado las cuerdas vocales a todos ellos y utilizarlas como cerdas. Entonces el violín ya no volvería a tocar una melodía, sino que sólo gritaría.

Anónimo dijo...

He visto la belleza en una escena tan tensa y dura como la que describes. Yo de ti continuaba el duelo como un método de autosuperación.