martes, 23 de junio de 2009

Furia contenida

Estaba harta de escuchar estupideces.
Mientras su hermana gritaba su nombre desde la otra punta de la casa, Dafne tocaba con furia rompiendo parte de las cerdas del arco hasta que explotó.

-Joder, ¡que me dejéis tocar!

Emprendió de nuevo ese concierto para violín que tanto le gustaba y siempre tocaba enfurecida. El único que necesitaba.
Al mismo tiempo que crecían los matices de la melodía, los llantos de su hermana en el piso de abajo eran más estridentes. Parecía estar alterada por la falta de afecto que le aportaba Dafne. Su madre, desesperada por el miedo de que su hija entrara en otro de esos ataques de ansiedad que le abordaban a menudo, intentaba sosegarla con palabras tranquilizadoras pero poco eficaces.

-Me tiene harta. Lleva sin hacerme caso los cuatro días…

No terminó de escuchar la frase que decía su hermana ya que estaba completamente agarrotada. Inconscientemente, agarraba el violín con fuerza. Seguían saltando cerdas y las cuerdas de metal le hacían surcos en los dedos de la mano izquierda.

-Hija, hazle un poco de caso a tu hermana.
-Que quieres, ¿que le lama el culo? Como siempre.
-¡Que te he dicho que no le digas nada!
-¿Quieres dejarlas en paz? No han madurado ni la una ni la otra. Vámonos y déjalas, que pareces tonta.

Dafne empuñó el arco de nuevo mientras escuchaba el ruido del portazo que resonó después de que sus padres cerraran la puerta de casa. Sabía lo que vendría ahora. Su hermana subió las escaleras.

-Hija de puta.

Vocalizó con odio, y mientras, la melodía se ahogaba.








2 comentarios:

Desilusionista dijo...

Pues si yo fuera Dafne, habría atravesado un par de cuellos con el arco...;)

Ladrona de Mentiras dijo...

Bueno, ella se puso a escribir =)
ñam