domingo, 19 de septiembre de 2010

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Qué mierda. Es todo tan efímero que da asco. Aquí ahora, con unos dientes de juguete que me metieron para que pudiera masticar, alimentarme, sobrevivir, o para que cerrara la puta boca, ya que cada vez que la abro la dentadura va a su libre albedrío y se me cae la baba. Paso de abrir la boca. Tampoco me apetece hablar. Además joder, si se me caen los dientes debería dejar de comer, debería dejarme llevar, así son las cosas. Si se me caen es porque no los necesito, porque me estoy muriendo, y ya está. Pensamos que podemos ser dueños de nuestra propia vida y manejarla a nuestro antojo, estirarnos, hacernos medio inmortales. Siempre, continuamente, es lo que anhela el hombre, lo que no tiene. Yo no quiero ser inmortal. Quiero morirme. Quiero morirme porque nada dura para siempre. Siempre tuve suerte, nunca me faltó nada. Tuve mi trabajo, comida, buenos amigos. Tuve a la chica bonita. La encontré y se quiso quedar conmigo. Y todo eso para qué. Ya no trabajo, no tengo dientes y mucho menos amigos. Ya se fue la chica bonita llevándose lo poco que me quedaba, un poco de fuerza para tirar otro día, y otro, y otro..
Estoy sin dientes, no tengo ganas de hablar, y ya no puedo follar. Funciones vitales. ¿qué coño hago aquí?

1 comentario:

Jim Chinaski dijo...

Joder. Da miedo verse reflajado de una manera tan cristalina en palabras de otro...