lunes, 5 de octubre de 2009

And everybody hurts

Él también saltaba en los charcos cuando era un crío. Y su madre también le regañaba cuando llegaba a casa lleno de barro. Pero merecía la pena hacer volar todas esas gotas de agua estancadas. Seguro que estaban aburridas después de tanta adrenalina concentrada durante la caída. Se preguntaba si eso era que el cielo también llora. Llora, se cabrea, y ruge; y también gime. Y tiene días raros, y también espléndidos. Y brilla, y cuando está feliz lo delatan las nubes. Pero por qué, si va por libre. No tiene papás que le regañen, y no le gustan las niñas, y tampoco los niños. Ni queja de la comida, porque no come. Y duerme, claro, pero solo cuando le dejamos. Seguramente haya aprendido de nosotros, que lleva millones de años observándonos.

Claro que duele. A todo el mundo le duele de vez en cuando.



3 comentarios:

Desilusionista dijo...

Es que a veces tiene que doler ;)

Si sigues escribiendo cosas de estas te voy a pedir un libro entero...

*

Ladrona de Mentiras dijo...

Eso creo yo, que a veces tiene que doler.

Te iba a decir que por ser tú en vez de escribir el libro, te lo contaría. Pero la gente pensaría cosas raras =P

:*

Anónimo dijo...

Dolor, necesario dolor...
Me ha encantado el texto, siempre he sentido debilidad por personificar elementos naturales y el tuyo me ha llegado.