viernes, 13 de febrero de 2009

Sentidos

El tiempo que llevara allí sentado no era lo que realmente le importaba. Hasta hacía bien poco había tenido una vida mucho más organizada. Por costumbre se levantaba con los primeros rayos de luz. Eso le ponía de buen humor, aunque necesitara la ayuda de su reloj-despertador, el cual le acompañaba a todas partes. Había aprendido a convivir con ello. Era fácil. La alarma le avisaba de que era una hora punta y él sabía todo lo que tenía que hacer. El tiempo era fundamental en su vida.
Desde que murió su madre solía estar solo la mayor parte del tiempo. Su padre trabajaba día y noche así que a lo largo del día intercambiaban las palabras justas. Pero eso a él no sólo no le importaba, sino que lo prefería. Desde pequeño había sido un chico independiente. Incluso había tenido uno o dos amigos imaginarios. No es que no lo hubiera intentado con gente de carne y hueso, pero por alguna razón extraña la gente le aturdía. Además con sus dos amigos no hacía falta ni siquiera hablar. Ya se conocían demasiado.
Eran las 21:30 cuando la alarma dio la señal de salida. Le gustaba salir a esta hora. No solía haber mucha gente por la calle y se podía respirar tranquilidad, así que agarró su bastón, se puso las gafas y salió del pequeño recinto. Se sentó en el banco de siempre, como si le estuviera esperando. Apoyó el bastón en el banco y colocó las manos sobre sus piernas. Se irguió y comenzó a contemplar. Después de tantos años de ceguera era capaz de imaginarlo todo. Lo veia en panorámico mientras de fondo sonaba Stevie Wonder. Mucho antes de quedarse ciego su madre se lo ponía en la cassette, pero la ceguera les había unido aun mucho más.
De repente un olor colapsó su mente. La música se puso en modo stop y la panorámica desapareció por completo. El perfume activó todos sus sentidos. Le resultaba familiar, pero era normal, puesto que el olfato lo tenía más que desarrollado. Le sorprendió la cercanía. Se asustó. Pocas veces había sentido algo así tan cerca. Algo rozó su cara. Se estremeció. Notó como las gafas dejaban de pertenecerle. El olor se fue acercando cada vez más hasta que todas sus conexiones cerebrales se rompieron. Cerró los puños con fuerza pero no quiso moverse. No pudo. Fuera quien fuese el que estuviera allí se había hecho dueño de su cuerpo. Le besó en los ojos y le devolvió las gafas. Nadie dijo nada. Notó su presencia durante un rato y cuando se aseguró de estar solo subió a casa.
El tiempo que llevara esperando en el banco no le importaba. Ya habían tenido varios encuentros así que tenía que aparecer. Y apareció. Como siempre, corto pero intenso. Sin mediar palabra. ¿Y mañana?

4 comentarios:

Azorín dijo...

"Pasarás mucho tiempo solo por ser diferente".

Me gusta tu etiqueta, muy sutil.

Te has fijado en la verificación de la palabra, al hacer un comentario, a la derecha de la caja de texto, aparece el icono de accesibilidad del que te hablé antes.

Seguro que ahora con esta asignatura te empiezas a fijar más en todas esas cosillas.

Por eso se le empieza a dar tanta importancia a la de 'Educación a la ciudadanía', porque realmente funciona para abrirle los ojos a las personas desde pequeñas y concienciar de la infinidad de sectores de la población que tienen problemas.

Ladrona de Mentiras dijo...

Lo que no sé es cómo hay gente tan egoísta y asquerosa que aun piensa que la Educación a la ciudadanía no vale para nada

Médula dijo...

Menuda preciosidad de texto. Y menuda preciosidad de texto el del 3 de Febrero, con ese me has hecho empatizar.

Médula dijo...

¡Se me olvidaba! Opino lo mismo sobre Educación para la ciudadanía (no he podido evitar leer los comentarios). Y gracias por los ánimos, últimamente me siento demasiado bicho raro :P