domingo, 9 de mayo de 2010

Capturing images

Malditos desequilibrios mentales. Desde que tengo uso de razón han estado pululando a mi alrededor como si no tuvieran otra cosa mejor que hacer que hacerme la vida imposible. Ojalá estuvieras aquí para regularme. Para decirme lo que está bien y lo que está mal. Enseñarme a diferenciar lo que me conviene. Pero entiendo que no puedas volver, que decidieras irte tan lejos que ahora es imposible regresar a mi lado. A veces es difícil tomar decisiones, pero tú siempre tuviste la facilidad de tomarlas tan rápido que dabas miedo. Cualquiera que no te conociera podría tener dudas y preguntarse por qué te fuiste, sin ningún motivo aparente, sin nadie que pudiera sospecharlo en algún momento. Sobra decir que yo no sólo lo sospeché, sino que además lo tenía claro. Sabría incluso qué medios utilizarías y el momento exacto. ¿Que por qué no fui a impedírtelo? Porque era cosa tuya. Yo solo estaba ahí para entretenerte, hacerte las cosas un poco más amenas, nada más. Podías irte si ya no me necesitabas. Claro, ahora me arrepiento. Soy yo el que está rodeado de esta cuadrilla de imbéciles que sólo quieren lloriquear mientras alguien que se las da de que sabe del tema les intenta convencer de que todo está bien. Pero a mi no me van a convencer. Yo sé que no hay remedio. Nada está bien por aquí.

1 comentario:

Capitano dijo...

La piel de gallina. Un besote